lunes, 31 de agosto de 2009

ALGO SE MUEVE EN BARCELONA (VII)

Cogimos el metro y nos dirigimos a la rambla del Brasil 55, allí nos esperaba EL FLABIOL, con más de 25 años de historia, y referente del panorama cervecero durante muchos años en Barcelona. El local es muy pequeño, antiguo, lleno de objetos de coleccionista por todas partes, y con unas neveras llenas, sobre todo, de cerveza belga. Ya nos habían avisado de que ya no es lo que era, pero a pesar de todo, sigue teniendo una oferta envidiable. Nos sentamos a la mesa y lo primero que nos llamó la atención (a parte de la indiferencia ante nuestra presencia de Jordi, el dueño, con el que al final de la visita cruzaríamos un par de palabras), fue que ya no existía ni la cerveza El Flabiol, ni ninguno de los cañeros de los que tanto fardaba esta cervecería. Teníamos ganas de tomar una Chouffe de barril (parece ser que fue el primero que puso un grifo de esta cerveza en España), y lo que nos encontramos fue un cañero de...PAULANER!!!! Miramos hacia otro lado, y decidimos beber algo de botella, pese a que conocíamos todo, o casi todo lo que allí había. Nos decantamos por la Bleder, de la cual habíamos oído algo, y la acompañamos de una tapa de queso belga. Creo recordar que era el de Chimay, aunque después de tanto tiempo, mi memoria empieza a fallar. Nos tomamos la cerveza un poco decepcionados con el lugar. Las referencias que teníamos eran de lecturas en internet en las cuales este bar era de lo mejor del mundo. Para gustos los colores, aunque realmente lo que creo que ha pasado es que se ha quedado demasiado anticuado, tanto el local en sí, como la oferta cervecera en general. En los últimos tiempos le han salido competidores en los que simplemente con la atención que se presta al cliente, es suficiente. Y es que en estos tiempos, no vale con mirar desde el fondo de la barra...

Pese a todo lo que comento, si vais por Barcelona, la visita es obligada, algo queda de todo lo que fue, y merece la pena echar un vistazo a la cartelería, copas, pines y demás que se exhiben en este museo cervecero.

Salimos del local y nos fuimos para el hotel, porque al día siguiente habíamos quedado con Miquel y compañia en Montferri, para que nos enseñaran su micro y hacer una pequeña compra, y a la tarde nos trasladaríamos a Mataró, donde nos esperaba la última parada de nuestro viaje...

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