lunes, 7 de septiembre de 2009

ALGO SE MUEVE EN BARCELONA (VIII)

Nos levantamos temprano con la ilusión de un niño pequeño. Aquella mañana, habíamos quedado con Miquel en Montferri, un pueblecito a menos de 1 hora de Barcelona, en el que nos enseñaría su microcervecería. A la tarde, nos desplazaríamos a Mataró, donde pasaríamos nuestra última noche por tierras catalanas. Pero eso es otra historia, que tendréis que esperar para leerla.

Recogimos todos nuestros bártulos, cogimos la camioneta (después de pagar el hotel, somos gente de bien), enchufamos el GPS, y confiamos ciegamente en él, para dirigirnos hacia nuestro destino. Al contrario de lo que pudiera parecer, el aparato hizo su cometido a la perfección, y hacia las 12 de la mañana, estábamos rodeados de viñas, sí, de viñas, porque a pesar de tener entre sus habitantes a unos cuantos expertos cerveceros, la zona es vinícola 100%.

Nos costó un poquito encontrar la micro, ya que a pesar de ser un pueblecito muy pequeño, nos la pasamos de largo, pero al fin, nos encontramos en la puerta de LES CLANDESTINES. En la misma puerta nos esperaba Miquel, que abrió una Clandestines Farigola para darnos la bienvenida. Nos sorprendió el sabor de esta cerveza aderezada con tomillo, y nos presentó a uno de sus socios (¡¡lo siento, no recuerdo el nombre, son demasiados días de conocer gente nueva!!) que también andaba por allí, evaluando una nueva producción de cerveza.
Después de hablarnos un poco sobre sus comienzos y demás, pasó a presentarnos su equipo, y a explicarnos amablemente cómo era el proceso de elaboración. He de decir que nunca habíamos visitado una micro, y realmente ver en directo la maquinaria, y que uno de los elaboradores te explique el proceso in situ, no tiene precio. Después de comprender un poco mejor los procesos de elaboración, pasamos a ver la excelente bodega en la que reposan las botellas llenas, a la espera de que la cerveza madure para poder degustarla. Seguimos la visita para terminar de ver las instalaciones. Mientras nos terminábamos la cerveza nos hablaron del actual panorama cervecero artesanal y nos prepararon un pequeño pedido que les habíamos hecho, para poder dar a conocer esa fantástica cerveza fuera de las fronteras catalanas.

Es curioso que, siendo un pueblo tan pequeño, mientras hacíamos la visita, recibieron a unos cuantos lugareños que venían a comprar la cerveza recién madurada. Dasifrutamos unos minutos más de aquel paraje espectacular, cargamos el cargamento, valga la redundancia, nos despedimos dándoles las gracias por su hospitalidad y trato exquisito, y tomamos rumbo hacia nuestro último destino. Decir que nos dieron la oportunidad de acompañarlos a visitar la fábrica de Rosita (creo recordar), pero nuestra agenda no admitía cambios por falta de tiempo, y la tarde la teníamos completa.

Muchas gracias una vez más, por habernos acogido y explicado todo con tanta pasión hacia vuestro hobby/trabajo. Espero que os vaya muy bien.

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