martes, 29 de junio de 2010

La Ronda #25: Ese viaje soñado...

Llega el veranito, y con él, la ronda de este mes, con un tema que viene que ni pintado; cómo sería nuestro viaje soñado. Casualmente, casi a la vez que nos invitaban a la ronda, tuvimos la suerte de hacer realidad nuestro sueño (que por cierto, todavía estamos desgranando en varios post que ya están publicados, y otros que quedan por publicar). Siempre, o por lo menos desde que estuvimos la primera vez, quisimos hacer un viaje por Bélgica con visitas guiadas por cervecerías que nos enseñaran todo el proceso de elaboración, teníamos ganas de disfrutar de los mejores pubs del país, y lo hicimos, y además, tuvimos la suerte de hacerlo con un grupo cervecero de lo más adecuado para este tipo de viaje.
En fin, que el viaje soñado ya lo hemos hecho, aunque todavía nos quedan por realizar otros visjes, probablemente a Italia, República Checa, Alemania... pero tendrán que esperar a mejores tiempos.

viernes, 18 de junio de 2010

Viaje a Bélgica; día 2 (III)

Después de una pequeña y reconfortante siesta, gracias a la cual asimilamos todo lo que habíamos visto a lo largo de la mañana, llegamos sin enterarnos a Brujas.



Nos alojamos en el hotel, cerca del casco antiguo, y nos dispusimos a visitar la ciudad para estirar un poco las piernas. Disfrutamos de sus jardines, canales y arquitectura, y una vez visto lo más importante, nos dirigimos a una de las cervecerías que conocíamos de nuestro anterior viaje a esta bella ciudad.


Dimos un par de vueltas, pero al final conseguimos encontrarla, al fin y al cabo, sólo hacía dos años que habíamos estado, y Brujas no ha cambiado nada.



Es una cervecería curiosa, perdida en un recóndito callejón, pero que merece la pena visitar por su ambiente, pero sobre todo, por su carta de cervezas; extensa y con suficientes marcas no habituales como para perderte en ella más de una tarde, y de dos también.



No vimos a la dueña del local, una amable señora enamorada de la cerveza que chapurreaba español, pero el servicio fue de lo más correcto, gracias a unos camareros atentos y eficientes.



Envueltos en su agradable ambiente, amenizado por música clásica (la belga es otra cultura...), fueron cayendo unas cuantas cervezas entre risas y anécdotas cerveceras.


Cenamos el típico queso belga y algo de paté no menos típico, y para cuando nos dimos cuenta, era la hora de ir a descansar un rato, y prepararnos para despedirnos de esta pequeña cudad, y emprender viaje hacia uno de los monasterios cerveceros más visitados...

martes, 8 de junio de 2010

Viaje a Bélgica; día 2 (II)

Después de un reconfortante viaje en bus, llegamos a Binche, pueblo donde nos esperaba la segunda visita del día.


Rodeada de edificios de ladrillo, y dentro de uno de ellos, está La Binchoise. Al entrar en el edificio nos sorprende lo que vemos, y lo que olemos. En ese mismo momento, al lado mismo de la entrada, están haciendo cerveza. El olor a malta lo inunda todo, y con esta agradable sensación, comenzamos la visita por las instalaciones.



No tiene nada que ver con Lindemans. Infinitamente más pequeña, y totalmente adaptada a los recovecos del antiguo edificio, vamos subiendo escaleras mientras uno de los dueños nos explica los secretos de su éxito.




Volvemos a la planta baja y encontramos unas cuantas sorpresas junto a la embotelladora y etiquetadora.



La primera, las etiquetas de La Belga, cerveza que hacen en exclusiva para La Maison Belge,

y la segunda, etiquetas traseras de L´Esbardu, una cerveza que supuestamente es asturiana y está hecha con miel de esa región española. Tras un pequeño interrogatorio, descubrimos lo que es evidente, que La Binchoise elabora esta cerveza, y que es la misma receta que la Biere des ours de la misma cervecería. Lo curioso es que la miel sí que la traen desde España, así que, algo de cierto también hay en la etiqueta de la cerveza belgo-asturiana...

El hambre crecía y la visita había terminado, así que nos dirigimos al comedor.


Mientras acababan de preparar la comida nos dedicamos a probar la única cerveza que personalmente no conocía de la cervecería;


De primero, unos crepes hechos con Binchoise Brune y queso Hervé, deliciosos.



De segundo, una carbonade hecha también con cerveza (ahora mismo no recuerdo cual), extraordinaria.


Toda la comida estuvo maridada con las diferentes cervezas de la gama;

Mientras esperábamos al postre, una tarta espectacular, nos deleitaron con la última creación de la fábrica, una cerveza madurada en barriles de Armagnac, de la cual no les quedaban ya existencias, salvo alguna en la bodega personal, con las cuales nos obsequiaron el paladar.

Agradecidos por el trato recibido, y por la comida, nos despedimos relamiéndonos el buen gusto de boca que nos había dejado esta visita. Vuelta al autobús y una hora de camino hacia una de las Venecias del norte, donde nos esperaba todavía una "larga" tarde de visitas turísticas y cerveceras...

domingo, 6 de junio de 2010

Viaje a Bélgica; día 2 (I)

Madrugamos para coger el autobús que nos llevaría a visitar la primera de las cervecerías de las que La Maison Belge es distribuidora oficial en España. Fue duro el despertar, pero pronto nos sobrepusimos al cansancio del día anterior gracias a la ilusión por conocer de cerca a esos cerveceros y sus cervecerías artesanales.

Como decía, nos subimos al autobús y pusimos rumbo a Pajoteland (el nombre es real, no es ninguna coña). Esta región cercana a Bruselas, tiene la particularidad de contar con levaduras salvajes que son las "culpables" de provocar la fermentación espontánea. Así que, qué mejor oportunidad para conocer de cerca una de las fábricas de Lambic más conocidas de Bélgica.


LLegamos a Lindemans, donde nos esperaba uno de los dueños para hacer la visita guiada. Es una pena que no pudiésemos ver la maquinaria en acción, pero en Mayo ya no elaboran cerveza, porque las levaduras salvajes actúan mejor en invierno. Nos enseñó la fábrica con todo detalle, mientras nos explicaba todo el proceso de elaboración.

Una de las calderas;



Aquí es donde ponen la cerveza durante una noche para que las levaduras salvajes hagan su trabajo:


Nos explicó que en esta cuba enorme maduran la Gueuze Cuvée René, una de las estrellas de la cervecería;

A continuación pudimos ver la embotelladora y etiquetadora (no hay fotos porque había gente trabajando y preferimos no molestarles), y el almacén donde guardan toda la producción esperando a ser distribuida.



Los tanques de guarda...



Como curiosidad, nos comentó que no llegan a cubrir toda la demanda, y que se ven obligados a comprar a otras fábricas la base para sus cervezas de frutas, la Lambic. Tienen el problema de que no pueden ampliar la fábrica porque la zona está considerada "zona granjera" y no dan nuevas licencias para negocios industriales (caso de la cervecería). Como despedida, nos sacó unas cuantas botellas de sus especialidades, que bebimos gustosamente mientras nos contaba alguna cosilla más de la cervecería y de las cervezas.

Nos despedimos de nuestro anfitrión y pusimos rumbo a Binche, nuestro siguiente destino, en el cual nos esperaba otra visita guiada y una comida degustación con maridaje.

jueves, 3 de junio de 2010

Viaje a Bélgica; día 1 (I)

La Maison Belge, en colaboración con Different Roads, organizó los pasados días de Mayo un tour cervecero por Bélgica. Cogimos el avión, y allí que nos fuimos, a la tierra prometida, a descubrir todo un paraíso cervecero.


Aterrizamos en Bruselas hacia las 16:00 horas, encontramos el hotel donde habíamos quedado con el grupo, y después de las presentaciones y reencuentros, sin perder un solo minuto, nos dirigimos hacia la zona turística de la ciudad. A parte de descubrir cervezas, también hay que conocer un poco la historia y monumentos de las ciudades...

Después de dar una vuelta por los alrededores de la Grand Place, decidimos que ya era hora de echar el primer trago (para algunos el primero, otros ya llevaban unos cuantos...), y qué mejor que un bar típico como el Mort Subite.

Conocido en Bruselas por su larga trayectoria y su historia, la verdad es que cerveceramente hablando, tampoco ofrece gran cosa. Como era de esperar, unas cuantas Mort Subite de barril, y una carta discreta de botella. Se podría decir que es un lugar añejo, con una decoración antigua y poco más.


Después del semichasco inicial, pusimos rumbo a una apuesta segura, el Delirium Café.



Conocido en el mundo entero por su carta de 2004 cervezas diferentes, no nos podía defraudar. LLegamos a la calle donde está y me sorprendió ver cómo había cambiado la calle. Hace apenas 3 años que habíamos estado aquí y sólo había dos bares, el Delirium y otro de cocktailes. El callejón ahora se llama Delirium Land, y hay un sin fin de bares de copas, cervecerías y hasta un par de gorilas de seguridad a la entrada del pasadizo.

Entramos al paraíso del cervecero y del coleccionista, nos hicimos con una mesa, y pedimos el listin teléfonico de cervezas. Por suerte, esta vez teníamos las cosas bastante claras y no hizo falta leer toda la carta.




Las dos apuestas seguras fueron la Alvinne extra y la Pannepot reserva del 2005 (esta última, probablemente sea una de las mejores cervezas que he tomado ultimamente).
Se hacía tarde para cenar, y decidimos ir a un restaurante que había cerca de allí, prometiéndonos a nosotros mismos, que volveríamos más adelante con más tiempo.

Cenamos algo rápido, regado con unas Bersalis,



y nos dirigimos hacia nuestro siguiente objetivo, un antiguo teatro de marionetas llamado Toones,


reconvertido en bar, y que dicho sea de paso, merece la pena visitar por el entorno y decoración, pero no por sus cervezas. A falta de algo interesante, nos decantamos por una Kwak de barril,


y dar por terminado este primer día, ya que el siguiente iba a ser aún más duro...