lunes, 28 de septiembre de 2009

LA RONDA #16:EL NOMBRE EN LA ETIQUETA

Este mes es manzapivo el que invita a la ronda desde su blog, y el tema que nos propone es el de soñar un poco y pensar en cuál sería el nombre que le pondríamos a una supuesta cerveza que vamos a elaborar. También nos pide un diseño de etiqueta, pero creo que de esto último voy a pasar, no por falta de ganas sino de aptitudes para el diseño...
La verdad es que hoy por hoy no me planteo meterme en hacer cerveza casera, por lo menos a corto plazo, pero el tema me ha parecido divertido, y se me ha ocurrido que dado mi interés por la cerveza belga, podría elaborar una receta de abadía, y aprovechar que vivo en Pamplona, para ponerle de nombre St. Fermin Blond, Brune, o Triple. Creo que de lanzarla al mercado sería un éxito asegurado nada más que por el nombre.
La etiqueta habría que pensarla un poco, y no sólo plantar la estampa de San Fermin en la misma...

jueves, 17 de septiembre de 2009

ENCICLOPEDIA CERVECERA

Después de un tiempo sin presentaros novedades en esta sección, hoy os presento una cervecería que me ha dejado boquiabierto literalmente. Se trata de una cervecería americana llamada Flying Dog, que a aparte de un merchandising de 10, hace unas cervezas excepcionales. Sin duda alguna de lo mejor que he probado en este último año. Sólo he tenido oportunidad de probar las 4 que os presento a continuación (por cierto, os recomiendo encarecidamente la Snake Dog IPA, la cerveza más impresionante que he probado hace mucho tiempo), y me he quedado con las ganas de probar el resto de la gama:

Con estas, son ya 270 las cervezas clasificadas en nuestra enciclopedia.

lunes, 14 de septiembre de 2009

ALGO SE MUEVE EN BARCELONA (IX)

Después de disfrutar del paisaje agrestre de Montferri, y todavía con los pensamientos en todo lo que habíamos visto, pusimos rumbo a Mataró, la última parada en nuestro viaje cervecero por tierras catalanas. Nos alojamos en uno de los dos hoteles que hay en este pequeño pueblo costero, comimos en el mismo hotel, y nos dimos un chapuzón en la fantástica piscina de nuestro alojamiento.El único fallo del hotel es que está lejos del núcleo urbano, y tuvimos que coger un taxi que nos costó 9€. Nos dolió un poco en el bolsillo, pero pensando en la tarde que íbamos a pasar, preferimos pagarlos a dejar de beber un par de cervezas.

LLegamos a nuestro destino, el Drunk Monk, hacia las 6 de la tarde. Estaba recién abierto, así que decidimos tomar la cerveza de la casa (una rubia de 6,2% bastante buena, y suave) en su terracita, tranquilamente, mientras disfrutábamos de una cálida tarde de Julio, y le echábamos un vistazo a la extensísima carta de cervezas, en la que, por suerte, encontramos un sinfín de marcas desconocidas para nosotros. Y es que éste es el principal aliciente de la que, seguramente sea la cervecería más de moda del panorama catalán, y en boca de muchos, la mejor cervecería especializada de España. Su dueño, Sven, ha sabido diferenciarse del resto, poniendo al alcance de todo el mundo cervezas poco comerciales, pero elegidas a dedo, sin tener en cuenta ni graduación, ni precio de venta, ni caducidad. Destacable también este último aspecto, ya que ha arriesgado, y mucho, al confeccionar una carta de cervezas Vintage, o como dirían otros, caducadas. Un concepto desconocido en España, pero extendido en Bélgica, de donde proceden la gran mayoría de las cervezas de la carta.
Después de disfrutar de la terraza, decidimos hacernos dueños temporales de una de las mesas de dentro, ya que poco a poco, iba llegando gente, y temíamos quedarnos sin un lugar apropiado en el que poder degustar las cervezas que íbamos a elegir más adelante. Mientras estudiábamos la decoración del local, decidimos pedir una caña de Chouffe Houblon (8% de amargor continuo), que conocíamos en botella, pero que nunca habíamos degustado de barril. Ésta es otra de las características del local, y es que, a parte de apostar por la cerveza de botellín, lo hace también con la de barril, disponiendo de 4 barriles itinerantes, en los que suele pinchar cervezas imposibles de encontrar por estos lares.
Seguimos nuestra cata particular con otra cerveza que ya habíamos visto en algún otro local, y que nos había quedado en el tintero. Pedimos unas Sierra Nevada Pale Ale (5,6%), de las que habíamos leído maravillas. La verdad es que nos decepcionó. Quizás esperábamos demasiado de ella, o simplemente no era el día, pero nos pareció una cerveza muy del montón, tirando a plana y aburrida.
Llegados a estas alturas, decidimos pedir consejo a Sven, al que previamente nos habíamos presentado, y con el que habíamos podido hablar un rato. Nos aconsejó la Struise Keralensis (6%), una cerveza de cerezas suave, que sólo se fabrica antes del festival Zythos. La cerveza no estaba mal, pero tampoco era lo que estábamos buscando.
Después llegó la Alvino Bourgogne oak aged (5,5%), que según nos contó el anfitrión, era una cerveza especial a la que después de añadírsele uvas, madura en barrica de borgoña. La cerveza es excelente, y empezábamos a ver que el viaje hasta Mataró había merecido la pena.
Siguiendo las instrucciones de Sven, pasamos a probar varias cervezas que nos recomendó encarecidamente, ya fuera por su rareza o por su exquisitez. La siguiente fue la Wostyntje (7,7%), una cerveza aderezada con mostaza. Puede sonar extraño, y lo es, pero la verdad es que a parte de curiosa, estaba buena.
Crecidos ante tal rareza, nos decidimos por la Bieken, una cerveza de 9%, que tenía miel añadida, pero que, en contra de la lógica, en vez de ser dulce, como otras muchas cervezas con miel, era amarga. Una vez más, los belgas nos demostraban que son unos maestros en esto de las cervezas aderezadas con ingredientes especiales.

Se acercaba la hora del cierre, y todavía nos quedaban muchas cervezas que degustar, pero esa noche iba a ser imposible. Nos lamentamos unos instantes de no tener esta cervecería cerca de nuestras casas, pero acto seguido, nos felicitamos por la misma razón, ya que para nuestros bolsillos, sería la perdición. Cogimos la carta por última vez, y elegimos la que iba a ser la última cerveza del viaje. El honor le correspondió a la Balthazar (9%), una cerveza negra especiada con coriandro, gengibre y cardamomo que a día de hoy todavía no he olvidado, y sigo fascinado ante su sabor.

Muy a nuestro pesar, pedimos la cuenta y nos despedimos de Sven y su camarera, que durante toda la tarde estuvo sirviéndonos tan amablemente. Llamamos a un taxi que nos llevó hasta nuestro hotel y dimos por finalizado este fantástico viaje, del que lo único que nos quedaba ya, era la vuelta a casa.

desde aquí nuevamente las gracias a Sven y su equipo por la acogida. Espero que sigáis así y que sigas cosechando muchos éxitos!! Volveremos algún día!!

lunes, 7 de septiembre de 2009

ALGO SE MUEVE EN BARCELONA (VIII)

Nos levantamos temprano con la ilusión de un niño pequeño. Aquella mañana, habíamos quedado con Miquel en Montferri, un pueblecito a menos de 1 hora de Barcelona, en el que nos enseñaría su microcervecería. A la tarde, nos desplazaríamos a Mataró, donde pasaríamos nuestra última noche por tierras catalanas. Pero eso es otra historia, que tendréis que esperar para leerla.

Recogimos todos nuestros bártulos, cogimos la camioneta (después de pagar el hotel, somos gente de bien), enchufamos el GPS, y confiamos ciegamente en él, para dirigirnos hacia nuestro destino. Al contrario de lo que pudiera parecer, el aparato hizo su cometido a la perfección, y hacia las 12 de la mañana, estábamos rodeados de viñas, sí, de viñas, porque a pesar de tener entre sus habitantes a unos cuantos expertos cerveceros, la zona es vinícola 100%.

Nos costó un poquito encontrar la micro, ya que a pesar de ser un pueblecito muy pequeño, nos la pasamos de largo, pero al fin, nos encontramos en la puerta de LES CLANDESTINES. En la misma puerta nos esperaba Miquel, que abrió una Clandestines Farigola para darnos la bienvenida. Nos sorprendió el sabor de esta cerveza aderezada con tomillo, y nos presentó a uno de sus socios (¡¡lo siento, no recuerdo el nombre, son demasiados días de conocer gente nueva!!) que también andaba por allí, evaluando una nueva producción de cerveza.
Después de hablarnos un poco sobre sus comienzos y demás, pasó a presentarnos su equipo, y a explicarnos amablemente cómo era el proceso de elaboración. He de decir que nunca habíamos visitado una micro, y realmente ver en directo la maquinaria, y que uno de los elaboradores te explique el proceso in situ, no tiene precio. Después de comprender un poco mejor los procesos de elaboración, pasamos a ver la excelente bodega en la que reposan las botellas llenas, a la espera de que la cerveza madure para poder degustarla. Seguimos la visita para terminar de ver las instalaciones. Mientras nos terminábamos la cerveza nos hablaron del actual panorama cervecero artesanal y nos prepararon un pequeño pedido que les habíamos hecho, para poder dar a conocer esa fantástica cerveza fuera de las fronteras catalanas.

Es curioso que, siendo un pueblo tan pequeño, mientras hacíamos la visita, recibieron a unos cuantos lugareños que venían a comprar la cerveza recién madurada. Dasifrutamos unos minutos más de aquel paraje espectacular, cargamos el cargamento, valga la redundancia, nos despedimos dándoles las gracias por su hospitalidad y trato exquisito, y tomamos rumbo hacia nuestro último destino. Decir que nos dieron la oportunidad de acompañarlos a visitar la fábrica de Rosita (creo recordar), pero nuestra agenda no admitía cambios por falta de tiempo, y la tarde la teníamos completa.

Muchas gracias una vez más, por habernos acogido y explicado todo con tanta pasión hacia vuestro hobby/trabajo. Espero que os vaya muy bien.