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lunes, 29 de febrero de 2016

EL PELIGRO DEL SABER, O EL PROBLEMA DEL CREER QUE SABEMOS

Llevaba tiempo con ganas de escribir un post sobre este tema. Llevaba tanto tiempo, que no sabía cómo enfocarlo, y aprovechando que esta mañana me he levantado inspirado, voy a intentar dar mi punto de vista sobre los famosos kits de defectos que tan de moda se han puesto últimamente, y los problemas que según mi experiencia, pueden traer al sector cervecero craft. Empecemos por el principio. ¿Qué es un kit de defectos?
Como la mayoría de vosotros sabréis, existen y están a la venta unos kits preparados con los que podemos simular en cervezas lager de supermercado, los errores y contaminaciones más habituales de las cervezas craft. Nosotros mismos hicimos en Junio o Julio del año pasado una cata de defectos en la que aprendimos mucho y disfrutamos de buena compañía (de cerveza no, la verdad...), pero en la que empecé a pensar más profundamente en los problemas que pueden acarrear estos famosos kits en las manos equivocadas. Supongo que la finalidad inicial de estos kits fue la de instruir a profesionales del sector, pero en un momento dado, y por el auge del homebrewing, la utilización de estos se popularizó, y aquí es donde empieza el peligro. Que un homebrewer quiera conocer los posibles defectos de sus cervezas, está bien. Incluso podríamos tomarlo como profesional del sector, salvando las distancias, pero teniendo en cuenta que, al fin y al cabo, sus objetivos a la hora de elaborar una cerveza, son los mismos que los de un productor a gran escala, esto es, que su cerveza no tenga defectos.
El problema y el peligro, para las cerveceras, comienza en el momento en el que alguien compra un kit de estos con el único objetivo de convertirse en un gran catador capaz de detectar el más pequeño de los errores, y con la única finalidad de demostrar al mundo que él solito, y con la única ayuda de un kit de 200 euros, ha conseguido ser un experto sumiller. Estoy harto de leer comentarios y valoraciones sobre cervezas en redes sociales en los que lo único de lo que se habla es de contaminaciones. No digo que no las haya, ojo, pero es que vuelvo a repetir algo que no dejaré de decir jamás, y es que, hay gente que no se da cuenta del daño que es capaz de hacer con un simple comentario. Y oye, que si es verdad que hay un problema, se puede decir, podríamos discutir largo y tendido de la forma de hacerlo, pero al fin y al cabo, si la crítica esté fundada en algo real, y no en algo imaginario, el cliente tiene todo el derecho del mundo de hacer saber que esa cerveza no está bien. Pero aquí está el problema del creer que sabemos. Esa gente que lo único que busca cuando pide una cerveza, es detectar los errores en vez de disfrutar de ella. Y claro, muchos son tan subjetivos (siempre teniendo en cuenta que hablamos de gente poco experta, otra cosa sería que un buen sumiller detectase errores por encargo o por cualquier otra razón), que no hay más que buscarlos para encontrarlos... aunque no estén ahí...
Hace unos meses leí unos comentarios curiosos a raíz de un festival cervecero que se celebró por aquí cerca. Uno de los visitantes del evento valoraba una cerveza pinchada en el festival en una conocida red social con una puntuación muy baja y con el comentario de CONTAMINADA al pie. Al ser preguntado por la propia cervecera, el visitante en cuestión le quitaba hierro al asunto diciendo que todas las cervezas que había probado en el festival estaban contaminadas. Éste fue el detonante para escribir este post. Que una cerveza pueda tener DMS, pase. Que pidas un par de cervezas y puedan estar contaminadas, puede ser mala suerte aunque empieza a ser sospechoso. Que todo lo que pruebes tenga algún problema, es el claro ejemplo del peligro que tienen estos kits con una finalidad equivocada...
Así pues, como consejo final, le diría a más de uno que no se preocupe por los defectos, que siga disfrutando de las cervezas que bebe porque no merece la pena amargarse encontrando defectos que quizás no existan. Personalmente no me considero un gran catador. Sí que detecto varios defectos, pero muchas veces me planteo si no sería mejor dar marcha atrás y poder disfrutar de esas cervezas con pequeños errores casi imperceptibles que, al fin y al cabo, no perjudican a la cerveza ni al disfrute final de ésta. Dejemos que los sumilleres hagan su trabajo, para el cual han estudiado muchos años, y no precisamente a base de kits...