LA RONDA #3: CATA DE CERVEZAS

A esta tercera Ronda nos invita Delirium, y nos propone un interesante tema, que aparte de dar que hablar para mucho, a muchos seguramente, nos va a ser de utilidad a la hora de organizar catas (si es que alguien se anima a ello en su tiempo libre). Como ya sabréis, mi devoción son las cervezas belgas, adoradas por muchos, odiadas por otros, pero que a nadie dejan indiferente. Por lo tanto, lo que yo propongo es una cata de cerveza belga, diferenciando las típicas cervezas "industriales" de las "artesanales". La propuesta, lo que intenta sobre todo, es que, el participante en la cata, descubra las diferencias de sabor, aroma, cuerpo... que existen entre las cervezas de las gigantes cerveceras y las de los productores más pequeños. Alguna de ellas, seguramente no os resulte muy fácil de encontrar, aunque tampoco debería de ser imposible.

Empezamos pues la cata con una lager para ir abriendo boca. En un principio, alrededor de la mesa, todo el mundo debería conocer este estilo, y además, estar familiarizado con él. Así que, para empezar a recordar sabores, destapamos por ejemplo, una JUPILER (también nos podría valer una STELLA, quizás más fácil de encontrar).

Después de abrir boca, pasaríamos a degustar unas cervezas blancas, elaboradas con trigo. En la mesa, ponemos frente a frente a una cerveza blanca industrializada y conocida por casi todo el mundo: HOEGAARDEN. Junto a ella, otra blanca más artesanal, con más cuerpo y mejor definida que sería la BLANCHE DES HONNELLES (también nos podría valer una TROUBLETTE). Probando una y otra, apreciaremos la diferencia al primer sorbo.

Ya que estamos enseñando las cualidades de los diferentes estilos de cerveza belga, el siguiente paso que damos es hacia las viejas negras, un estilo desconocido para muchos, y que las primeras veces que se degusta, puede resultar realmente extraño. Antes de probar las dos cervezas que tenemos preparadas, preparamos el paladar de los asistentes contando la particular elaboración de esta cerveza. Una cerveza de fermentación mixta. Se elaboran con maltas de cebada rojizas que explican su color. El proceso de fabricación sigue el de la fermentación alta, pero luego, la cerveza se guarada en barriles de roble durante 18 meses. Estos barriles, previamente son utilizados por fábricas de vino.Tienen un sabor áspero con toque de fruta que recuerda al vino. Destaparemos primero una RODENBACH, de cuerpo ligero y graduación baja, para a continuación, compararla con una DUCHESSE DE BOURGOGNE, mucho más compleja y completa.

Llegados a este punto, pasado el ecuador de la cata, sacamos el plato fuerte: las cervezas de abadía. Aquí, la comparación es obvia. la internacionalmente conocida y sobrevalorada LEFFE NEGRA abrirá el camino de otra cerveza de abadía con mucho más carácter: VAL DIEU BRUNE (como quizás resulte complicado para muchos encontrar esta cerveza, se puede suprimir por una WESTMALLE DUBBEL mucho más fácil de encontrar). Enseguida notaremos, que, pese a ser del mismo estilo, son completamente diferentes. Frente a la sensación aguada que nos deja la Leffe, nos encontramos con la plenitud de la Val Dieu (Westmalle), su cuerpo denso y sabor mucho más complejo.

Para finalizar, y después de este pelotazo de sabor, nos vamos a las afrutadas. Me decanto por la fábrica Lindemans, y cualquiera de sus cervezas de fruta, aunque si hemos de elegir una de ellas, nos quedaremos con la Kriek, el claro exponente de este tipo de cerveza. Explicaremos en este punto, que Lindemans elabora sus cervezas afrutadas mediante la fermentación espontánea, aprovechando las levaduras salvajes que hay en la zona donde está ubicada la fábrica.

Dado que la cata consta como mucho de 8 cervezas, nos dejamos en el tintero varios estilos típicos (de temporada, de Navidad, Lambic, Gueuze...) que también merecerían mención y cata a parte, pero las reglas son las reglas, y hasta aquí llegamos.

Por último, dar las gracias a Cedric por los apuntes, ya que sin ellos, esta cata no hubiera sido posible.